jueves, 16 de septiembre de 2010

Fuí capaz ...

Han pasado tres meses y parece que fue ayer cuando vi la nota del último examen. Sí, por fin, lo conseguí, soy enfermera. Mirando atrás el tiempo no ha hecho que el recuerdo sea más bueno, al contrario, me doy cuenta realmente de lo horroroso que ha sido. Por suerte, se ha acabado.

Esta semana, yo y algunos de los que me rodean, nos hemos desecho de grandes pesos. Lastres que en muchas ocasiones nos habíamos colgado nosotros mismos, es difícil verle defectos a aquellos que amas; aunque la mayoría de veces los sentimientos no sean recíprocos. Eso es lo más jodido, aceptar que en quién tú más piensas, en quién tú más confías, a aquel a quién has idealizado durante años cae directo del pedestal al suelo, rompiéndose su imagen en muchos más de mil pedazos. Decepción. Tristeza. Seguida de liberación y alegría, puesto que somos quiénes decidimos en última instancia y lo mejor es no aferrarse a aquello que desea marcharse ... los que te quieren, los que te valoran, los que se preocupan, a esos que no hace falta pedirles nada porque siempre se ofrecen a darte la mano, a abrirte los ojos, a escucharte a altas horas de la madrugada, a entenderte aunque les resulte casi incomprensible... esos aún están ahí.



La puerta está abierta para entrar y salir ... yo me quedaría a tu lado.